sábado, 15 de agosto de 2015

¿SE PUEDE SER AMIGO DE UN EX?





A pesar que escribo muchas cosas blogueras, no tengo la costumbre de escribir sobre mi vida privada. No creo que mi intimidad sea relevante ni que le interese a alguien. Para ello tendría que ser una famosa personalidad de la farándula o la política, y sólo soy uno más del montón. Sin embargo, abro el baúl de mis recuerdos, saco a ventilar mis trapos viejos, y viéndome en retrospectiva, me ronda una pregunta : ¿se puede ser amigo de un ex? Para sorpresa mía, y por experiencia, resulta que sí.

Primero, definamos lo que es un ex : alguien que no ha sido una aventura de una noche o un día, sino pareja o amigo cariñoso, durante un tiempo, corto o largo. Luego, debemos recalcar algo importante : hay que ser amigo de alguien para luego pasar al otro nivel ( lógico, no? ) y cumplido el ciclo, por las razones que fueran, regresar al punto inicial. Cualquiera pensaría “donde fuego hubo, cenizas quedan” o si no “… los une un lazo invisible … son inseparables … se puede regresar con un ex …” y conclusiones similares.
No dudo que hay quienes han roto hasta de forma violenta y no han vuelto a coincidir nunca, de todos modos, no podría decir cuál es mayoría, los ex que ya no se pueden ver ni en la sopa o los ex que fumaron la pipa de la paz. De lo segundo daré testimonio, ya que tuve muchas relaciones, y de éstas me quedan varios ex, de los cuales prefiero destacar a uno solo, y aunque una golondrina no hace un verano, él es un buen ejemplo. Lo llamaremos “Juanes”.

Nos conocimos en la playa, en medio de un grupo de amigos, un encuentro tan ameno que terminó como fiesta en la casa de uno de ellos. Como lo noté muy circunspecto, no le di importancia, pero a los dos o tres meses, nos reconocimos mutuamente en una disco : a partir de allí nos hicimos cada vez mejores amigos, compartiendo, colaborando y experimentando dentro del mismo grupo que nos juntó. Finalmente me enamoré, pero recién después de un año tuve el valor de confesarle mis sentimientos, con el riesgo de que me rechazara, y así lo hizo, ya que estaba con pareja ( un tipejo infiel de lo peor ). Se fueron de viaje a provincia y yo traté de olvidarlo ( ya saben, un clavo saca a otro clavo ). Sin embargo, a los seis meses reapareció para contarme lo mal que le había ido en esa relación, así que me convertí en su paño de lágrimas, siempre con la idea que yo no le gustaba, y por eso, sin ganas de aprovecharme de su soltería. Sin embargo, él mismo fue quien me sedujo para luego terminar juntos en mi propia cama. Entonces comprendí que sin proponérmelo, estaba cosechando los frutos que yo mismo había sembrado.

Fue un año maravilloso. Nos amanecíamos en la disco, en hoteles, paseábamos, almorzábamos, y cuando adquirió su propia casa ( la cual estaba a medio hacer, sin refacciones ) me quedaba hasta tres o cuatro días seguidos, y trabajamos juntos hasta que su casa estuvo lista para estrenarse ( esas paredes tienen tanto que hablar de mí ). Por él hice cosas que nunca antes había hecho ni siquiera en mi propia casa : pulir pisos, cargar maderas, lavar adornos, cocinar, y hasta planchar su ropa. Había amor y full sexo, además de una comprensión y confianza total ( a pesar que somos antagónicos en opiniones ) y lo más loable que puede haber en un ser humano : esa valentía capaz de arriesgar su integridad para defenderte de cualquier pendenciero.

A raíz de mis experiencias anteriores, me he formado la idea que nada es eterno, por tanto, me encuentro preparado para el final, siempre y cuando éste se realice de la manera más justa para ambas partes, pero Juanes no lo fue. De repente comenzó con detalles que me iban avisando su desamor y me herían profundamente : mi muda de ropa la dejaba tirada donde sea, y una vez, en la disco, me dejó para irse con otro ( el mismo que vi saliendo de su casa cuando yo llegué ) o sea, comenzó un nuevo idilio delante mío, lo cual era indignante e insoportable. Yo hubiera preferido que me terminase antes, pero como él había prometido festejar mi onomástico en su casa, esperé hasta esa fecha, y una vez terminada la fiesta, decidí ya no verlo ni responder sus llamadas, es decir, desaparecí de su vida y él de la mía.

Hubieron muchos años de distanciamiento ( tiempo en el que me sucedieron cosas agradables que me hicieron sentir feliz y capaz de perdonar a quien sea ) pero también hubieron un par de ocasiones en que acordamos cenar y que las tomé como disculpas. Así como el amor es una energía positiva que te revitaliza, el odio es una energía negativa que te destruye, por tanto, no vale la pena guardar resentimientos del pasado.

Luego de una muy larga ausencia, Juanes reapareció en mi vida de la manera más positiva y sorprendente. Actualmente llevamos una preciosa amistad y creo que es para siempre, pues espero que haya muerto el Juanes que te cambia por otro, y en su lugar, haya nacido el Juanes actual, el generoso, el honesto, el que sí se acuerda de mí, el que me cuenta todo. Cenamos, almorzamos, vamos a la disco, a la playa, al sauna, me presenta sus amigos, yo le presento a los míos y entre los dos hacemos nuevas amistades. Lo apoyo en las buenas y en las malas. Además, estamos planeando nuevas experiencias, nuevos lugares, nuevas formas de divertirnos. Con él, estoy mejor como amigo que como pareja y espero que él sienta y piense lo mismo que yo, confiando que nunca nos traicione el subconsciente, uno nunca sabe. Claro que conozco sus defectos como él también los míos, por eso es que seguimos siendo antagónicos y sin embargo lo considero mi alma gemela. Ahora sé lo que es la verdadera amistad. Juanes es mi mejor amigo, mi confidente, mi apoyo espiritual, vale su peso en oro y no lo cambiaría por nada ni por nadie. Lo acepto y respeto tal cual es, hasta deseo que encuentre una buena pareja, la persona indicada que le de amor y felicidad, porque se lo merece.

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Como resumen, se podría decir que tengo que emparejarme y luego romper para recién encontrar al verdadero amigo, quien sabe, hay tantas formas de conocer personas, pero es el destino quien mueve las piezas del ajedrez, quien considera qué es lo mejor para uno y lo coloca en el camino. De uno mismo es la decisión de aceptarlo y cuidarlo más que a una joya, porque la verdadera amistad es un sueño hecho realidad, mientras que el sexo y el amor son sólo accesorios que duran lo que un soplo de aire, hasta que se oxidan o cambian de lugar en el espacio que nos ha tocado ocupar.

¿Se puede ser amigo de un ex? Pues claro que sí. No olvidemos que “la amistad es oro y el amor un tesoro” ya que como humanos somos capaces de abrir y conectar nuestro corazón a otro corazón y nuestra mente a otra mente en la búsqueda de la verdadera amistad. Claro, perdonando y olvidando lo malo del pasado. Si pulimos los errores, nos pulimos a nosotros mismos y nos convertimos en mejores amigos, en mejores seres humanos. Nuestro camino ya está trazado, sólo despejemos los obstáculos que nosotros mismos colocamos y disfrutemos de este precioso viaje llamado VIDA.

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