lunes, 2 de febrero de 2015

EL LUGAR ANSIADO






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"Alguien sin duda ocupe tu lugar" nos dice Franco de Vita en su canción "Un buen perdedor", refiriéndose a esa noción abstracta, intangible, denominada “lugar”. Si alguna vez lo has sentido, percibido, entonces sí podemos analizarla.


ESTE LUGAR ESTA RESERVADO

A veces, cuando se va con la familia o amigos a un cine o  un restaurante, alguien va al baño, y con mucho respeto, le guardamos celosamente su asiento, hasta que regrese. Así es ese “lugar” que tenemos reservado para ese alguien especial, para ese alguien que conocemos o ese alguien que no conocemos aún. Ese lugar se encuentra en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestra vida. Pero ese alguien especial también posee un “lugar” propio y reservado para alguien especial, y nos toca averiguar si uno podría ser ese alguien.
Cuando encontramos a ese alguien especial, le damos cabida en nuestro lugar reservado, o al revés, queremos tomar ese lugar en la vida del otro. En cualquiera de los dos casos, algunos lo hacen lentamente, otros más rápido. La velocidad con que se abra o se ocupe este lugar dependerá de las necesidades de las dos partes, incluso venciendo aquellos obstáculos causados por nuestra naturaleza humana, como la desconfianza por ejemplo, que muchas veces es producto de malas experiencias anteriores.
Este lugar, mío o el de él, puede sentirse, percibirse. Dentro del proceso de amistad, o emparejamiento, cuando recién nos estamos conociendo, ese alguien puede hacernos sentir que “su” lugar está "lleno", o tal vez “vacío”. Incluso, puede hacernos sentir que uno es el indicado para llenarlo, o no.
Es todo un proceso complejo, pues el emparejamiento incluye a más de dos personas, incluye también a la FAMILIA, mejor dicho, el objetivo de dicho proceso es alcanzar un lugar o posicionamiento no sólo en su mente, en su corazón, en su vida, sino también en su FAMILIA, y ésta es una idea tremendamente atractiva, con mucha mayor razón si tomamos en cuenta que la familia puede ser también un obstáculo, por tanto, ganarse a la familia es todo un triunfo, que equivale a un trono, al podium de los ganadores : ocupar el lugar verdaderamente ansiado.


LA CAMA

La soledad puede hacer sentir que nuestro lugar está "vacío" : la ruptura, el alejamiento o la muerte del ser querido puede hacérnoslo sentir.
Si has leído "El amor en los tiempos del cólera", te habrás dado cuenta cómo el genio de Gabo describe ese gran vacío que experimenta la protagonista Fermina al descubrir la inmensidad de su cama ante la ausencia del marido muerto : ese desbalance provocado por la falta del "peso" correspondiente al otro lado del lecho nupcial, cuando por costumbre ella ocupaba sólo la mitad.
Así, podemos "sentir" que la cama simboliza el punto culminante de nuestro "lugar", que se halla en el rincón más bonito, el más íntimo, destinado para el sexo y el amor. Ya sea en nuestra propia casa o en un hostal, en la cama se halla el pináculo del proceso, la última parada dentro de la búsqueda del tesoro.
Pero ojo, la cama no sólo es un objeto físico destinado al placer de dormir y sexear. Ese “ring de las cuatro perillas” no sólo se halla en la casa o en el hostal, también se halla en nuestra mente, en nuestro corazón. Cuando vemos a una pareja sentada en un banco del parque, recostados el uno contra el otro, están “improvisando” una cama, y dicho en lenguaje romántico, están compartiendo ese “sueño” que comúnmente realizamos a solas, con nuestra cama, con nuestra almohada.


A LA FUERZA

A veces, el lugar del otro ya está ocupado y nos cuesta aceptarlo. Otras veces, hay quienes se arriesgan a desplazar a quien lo ocupa, y cuando la dura competencia tiene éxito, podemos ver cómo nuestro lugar es ocupado por otro, cosa que puede causar grandes CELOS al sentirnos desplazados, rechazados, al sentir que dicho lugar es como una valiosa propiedad que nos están robando.
Muy por el contrario, hay otros que comparten este lugar con más de una persona, aquellas parejas llamadas “abiertas”, al buen estilo musulmán.

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Y tú amigo imaginante, puedes hacerte estas preguntas con respecto a ti mismo : ¿Cuántos han pasado por mi lugar? ¿Porqué está vacío? ¿Quién deseará compartirlo conmigo?
Como también puedes hacerte estas preguntas con respecto al hombre que te interesa : ¿Existirá algún lugar destinado para mí? ¿Qué y cómo debo hacer para ocupar el lugar de ese hombre?
Estas son interrogantes que nos podemos hacer mientras buscamos a ese alguien especial que nos permita compartir el lugar ansiado … y nos permita comprender porqué nuestro lugar puede ser ocupado.


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